El principio de Peter o el de la estupidez

Per Joan Ignaci Culla

Es curioso, y cuanto menos anecdótico, que, cuando estudiábamos el principio de Peter, únicamente (como así se nos explicaba) lo aplicásemos a los términos de empresa/economía. En mis tiempos de estudiante nunca pensé que un principio tuviese tantas interpretaciones y que estas se pudiesen extender a la política.

Por otra parte, no nos debe extrañar, cuando para ser político (a diferencia del mundo empresarial) no se necesita un buen currículo. Simplemente se necesita estar en el momento preciso, ser amigo de…, estar ciego y mudo ante posibles –llamémosles “vicisitudes”–, o ser un trepa empedernido en busca de un modus vivendi para conseguir a través del servicio al pueblo las compensaciones jamás soñadas en un servicio privado si no se está capacitado.

Un buen ejemplo del principio de Peter son los dirigentes del PP y PSOE.

Por una parte, nos encontramos a un PP, con mayoría absoluta en la Generalitat Valenciana que lejos de hacer valer la misma y aplicarla para cumplir las “promesas” electorales y acuerdos del partido, en los cuales defendía la singularidad propia y diferenciada de la lengua valenciana, la desprecian y la entregan a los que no creen en ella: AVL.

Claro está que como sus responsables no quiere hacer público el principio, al que están sometidos, nos intentan vender (para mayor incompetencia) que ellos (PP) realmente no están haciendo lo que hacen (es decir, asumir la unidad de la lengua), sino que nosotros (los valencianos) no entendemos la forma que ellos consideran correcta de defender el valenciano, por muy entreguista y claudicatoria que consideremos su política y sus hechos.

Ellos (PP, claro) no pueden entender cómo les achacamos la indefensión de nuestro idioma, después de las manifestaciones de Camps, Pons, Font de Mora, Calomarde, etc., que insisten que al valenciano siempre le llamaremos valenciano.

Otra cosa es que pregunten a los profesores de los institutos (no menciono la Universidad), que se burlan de los alumnos que defendían la lengua valenciana, apoyados en la historia, en la sociología, además del Estatuto, y ahora les restriegan el dictamen pagado, asumido y auspiciado por ellos (claro que, seguramente a ellos les resbala la realidad y lo que le pase a nuestro pueblo).

Hasta Ignacio Gil Lázaro (¡cuánto has cambiado desde que tomábamos café!), para intentar justificar lo injustificable, va a pedir “responsabilidades” en el Congreso; por no mencionar Zapatero en París, el valenciano, cuando son ellos (PP) los auténticos responsables, a través de la AVL los que han renegado de él, asumiendo el catalán como lengua única.

Es decir, que el PP o nos toma por estúpidos, por muelles (algo propio de los valencianos, para qué nos vamos a engañar) o su incompetencia es tal que reniegan de un valor tan esencial como es su propia cultura, a cambio de otras prebendas (ver contestación de Moratinos, a la Sala Tercera Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, la que certifica que la unidad de la lengua se hizo de acuerdo con la Generalitat Valenciana, es decir por los Camps/Pons).

Al final tendrá razón un ex ministro y responsable de la elaboración de la ponencia de cultura de la antigua AP (hoy PP), en la que nos manifestaba en petit comité que el partido había abandonado el hecho cultural por el político/económico.

Pero si el principio de Peter se manifiesta de forma patente en los responsables de PP valenciano no es menos en el PSPV.

Las actuaciones de Zapatero (por “consiguiente” de PSOE) más que la incompetencia rozan la ciencia-ficción.

Es lógico que él (Zapatero) fuese el primer sorprendido (el segundo fue el propio PSOE), al ganar las elecciones. Pero una vez ganadas (sería lo lógico), tendría que afianzar el liderazgo y buen hacer para consolidarse y repetir lo que de forma extraña se encontró. Lejos de ser así trata de perpetuarse en el poder con compra-ventas de grupos como ERC. El precio que le exige su socio de noches-locas (y los del silenciado Carmel) es la anulación de la personalidad valenciana, junto con el retroceso de la economía valenciana.

Zapatero, con esta forma de actuar, prefiere mantenerse en el poder, aun a costa de ningunear cualquier apoyo al desarrollo de nuestra Comunidad, llámese derogación PHN, AVE, Copa de América, etc. No es la mejor forma de recuperar los votos de lo que antiguamente fue un feudo socialista ¿Peter o sencillamente estupidez?

Pero si Zapatero hace honores al principio, Joan I. Pla es en sí mismo el propio principio. No he visto a nadie como él que sea capaz de aun queriendo de ser tan inoperante. ¿Acaso no tiene asesores que no padezcan el efecto mimético del principio? Porque de no ser así, le demostrarían que por mal que lo haga el PP, sobre todo en el terreno cultural, no es el mejor sistema para recabar votos someterse a su compañero de filas Maragall (calenturas incluidas), ni al sonrisas Zapatero, con su desprecio por y para Valencia, para poder aspirar algún día a “algo”.

En definitiva, dudo si el PP y PSOE (unos por unas cosas y otros por otras), sufren el principio de Peter, o simplemente son burros, o nos toman por ello.

De la misma forma, desconozco si los actuales responsables de la RACV también están abducidos por el principio. Porque de no ser así resulta incomprensible cómo no han hecho todavía pública la expulsión de sus miembros que han participado en el mercadeo catalanista de la AVL, e intentan justificar que nos vendieron a título individual. ¿O también nos quieren tomar el pelo?

cites

Nadie podrá asegurar que el valenciano y el mallorquín sean dialectos del catalán en el verdadero sentido de la palabra. Los tres se han desarrollado con absoluta simultaneidad de tiempo y divergencias léxicas, sin influirse mutuamente
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