Cuando voy de compras

Per Cesáreo Jarabo

Sí, soy uno de los privilegiados españoles que, de cuando en cuando, va de compras, y cuando eso sucede, de manera inexorable me acuerdo del amo de los amos.

Yo procuro pagar siempre con dinero, vamos, que evito pagar con tarjetas de crédito. El amable lector se preguntará por qué hago tal cosa cuando pagar con tarjeta de crédito es mucho más cómodo y el precio es el mismo que si se paga en efectivo. Voy a explicar mi motivación.

Ciertamente se paga lo mismo, pero personalmente prefiero pagar al tendero (procuro comprar siempre en tiendas de barrio) el 1095% de interés anual, que pagar ese mismo porcentaje a una gran superficie.

El 1095%, ¡qué barbaridad dice este hombre!... pensará alguno… Bien, voy a demostrar que estoy pagando el 1095% anual de interés por algo que compro al contado.

Sabrá el amable lector que en la práctica totalidad de tiendas puede pagar con tarjeta de crédito, y siempre el mismo precio que pagando al contado. Hasta ahí estamos todos de acuerdo… supongo.

Lo que quizás no sabe el amable lector es que esas tarjetas generan una comisión que, inexorablemente, se queda la entidad bancaria emisora del plástico con el que se efectúa el pago. Y supongo que en el cálculo de costos de los bienes, el tendero tiene en cuenta ese hecho, con lo que a la hora de marcar el precio, le incrementa la mentada comisión. Yo, al menos, así lo haría por el bien de mi negocio.

Bien, si se paga en efectivo, esa comisión se queda en poder de la tienda y no del banco. Por eso yo pago en efectivo. Sigamos. Si Vd. paga con tarjeta, la comisión se la queda el banco… Si no existiesen esas comisiones, el precio sería más económico.

¿Y por qué los comercios no prescinden del pago con tarjeta? Porque el tendero no puede arriesgarse a prescindir del mismo y poner precios más ajustados si quiere ofrecer los mismos servicios que la competencia. Ese es el mango de la sartén que está en poder de la banca.

¿Y tan elevado es el interés que pagamos?... Anda ya… pensará alguno. Bien, vamos al asunto.

La banca tiene una amplísima gama de comisiones sobre este tipo de operaciones, que en algunos casos llegan hasta el 3%... Sigue sin ser la barbaridad citada… Tranquilo, amigo lector, tranquilo.

Es que el 3% puntual de pago sobre un importe, debe ser sometido a estudio; al mismo estudio que efectúa la banca, y ello nos lleva a lo siguiente:

Si Vd. compra un bien cuyo costo es 100€, a usted le es ofrecido por 103€ que le serán cobrados al mes siguiente. Calcule, calcule… Eso es, ni más ni menos que un 3% mensual, y eso es lo mismo que un 36% anual, ¿de acuerdo? Bien, pues si Vd paga con tarjeta de crédito, en el mejor de los casos está pagando un 36% anual si la compra coincide con el día de cobro del recibo de la tarjeta del mes anterior. Porcentaje que va creciendo conforme se reduce el tiempo existente entre el día del gasto y el día de pago.

Si paga en efectivo, y como sea que está pagando el mismo precio que pagando con tarjeta, multiplique, multiplique… Resulta que está pagando el 1095% anual… pero en este caso se lo queda la tienda, ya que tiene repercutido un costo que finalmente no paga porque se escapa al control de la tarjeta.

Repito, mientras seamos incapaces de cortar la sangría de la banca, prefiero pagar el 1095% anual al tendero.

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Pero es el caso que Valencia no quiere ser otra cosa que Valencia. Su lengua, la valenciana, difiere lo bastante de la catalana para poder permitirse gramática y vocabulario propios
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