La cobardía de los bien-pensantes

Per Juan Vanrell Nadal

Si me moviera por hechos y palabras, hace tiempo que habría tirado la toalla. “Juan, no hey ha res que fé. Ês una guerra perduda per rahons políticas”.

Continuamente vivimos hechos desalentadores. El último, el del pasado 24 de enero. Un buen amigo, valenciano a carta cabal, me había pedido, ilusionado, que hiciera gestiones con C.V., GAV y Nou Valencianisme al objeto de propiciar reuniones de diálogo con U.V. y otras fuerzas de signo valencianista, pensando en las próximas elecciones.

La aceptación de García Sentandreu, Manolo Latorre, Susana y demás integrantes de Nou Valencianisme fue cordial y sincera. Ellos son los más convencidos de que es imprescindible LA UNIÓN DE TODOS LOS AUTÉNTICAMENTE VALENCIANOS para que no se margine paulatinamente LA VERDAD de la lengua valenciana… Pues bien, esta iniciativa, tan importante como necesaria, no se llevará a efecto. Los señores amigos de mi amigo, al comunicarles éste la total disponibilidad del Nou Valencianisme, se han echado atrás con eso de que prefieren madurarlo más y demás monsergas… Lo de siempre: ¡¡¡LA COBARDÍA DE LOS BIEN-PENSANTES!!!, que con tanta rabia descalificaba Bernanos en su ensayo-denuncia “L’imposture”. Me ha decepcionado este comportamiento ambiguo, comodón y acomplejado de cierta valencianidad señorial. Pensaba que esta típica cobardía era patrimonio de señores de mi tierra mallorquina. Creía que en Valencia había muchos empresarios del fuste de Juan Lladró y Héctor Gimeno, que pusieron valientemente su dinero para un diario ejemplarmente valenciano, “VALÉNCIA HUI”, que no pudo cuajar por el vacío descarado del gobierno valenciano del PP. Su ideario no podía se más pepero, pero -¡oh osadía!- les echaba en cara su traición a la auténtica lengua valenciana con la nefasta AVL (¿de qué lengua?)…

Ya veis, queridos amigos de EL PALLETER, que pusilánimemente fallan los que más tendrían que apoyarnos. A éstos, como a la mayoría de los políticos actuales, les importa un comino España y su tierra natal. Solamente les importan sus conveniencias económicas y su afán de poder. Para salvaguardarlo venden patria, verdad, lengua y dignidad. Lo preocupante es que éstas son las estructuras políticas actuales. “El que se mueva no sale en la foto”.

A pesar del poder omnímodo de estas estructuras, basadas en una “partitocracia” despótica, quedamos en Valencia y Baleares, inasequibles al desaliento, “los últimos de Filipinas”. Sí, en Valencia, ni Coalición Valenciana y Grup, y en Baleares, ni Círculo Balear y s’Acadèmi, claudicarán jamás ante la mentira y las tergiversaciones históricas impuestas por un pancatalanismo alucinado, que da dinero a manos llenas. Todos nosotros tenemos una sola meta y un solo ideal: ¡LA VERDAD!. La verdad de nuestra Historia. La verdad de nuestra identidad cultural.

Tenemos en la actualidad el admirable ejemplo del grupo editorial “Intereconomía”. Este grupo, sin complejos ni ambigüedades, pregona bien alto su “orgullo de ser de derechas”. Este grupo proclama, sin complejos ni eufemismos, que el patrimonio de la Libertad, del Progreso, de la Bondad, de la Cultura, de la Democracia, de la Tolerancia, de la Igualdad y del Humanismo no es monopolio de la izquierda, como demagógicamente se han empeñado en hacernos creer, sino que es, básicamente, distintivo real de la derecha cristiana, muchísimo más preparada e ilustrada que las leires, bibís, carmas, sindes, malenis, pepiños y montillas… En mis muchos años de vida docente, 49 exactamente, jamás he oído decir a gente de derechas que Carlos Marx “es un burro”, como Peces Barba acaba de calificar al alumno que estudia Religión…

Con éste y otros ejemplos recientes, en España y otros países de gobierno izquierdoso, parece que el patrimonio casi exclusivo de la violencia, la mentira, la crispación y la falta de libertad auténtica es de la propia izquierda. “Es asombrosa la habilidad de la izquierda en endosar el monopolio de la violencia a la derecha, cuando es lo contrario”, nos decía Julio Ariza en uno de sus artículos dominicales.

Es hora de dejarnos de complejos y cobardías. Debemos proclamar con orgullo que es un honor defender la Libertad dentro del orden… Ser español de Valencia y mallorquín de España… Luchar por nuestras milenarias lenguas autóctonas… Sí, los romanos llamaban “Valentia” a Valencia y “Balearicae insulae” a las Baleares. En cambio, lo que hoy llamamos “Cataluña” entonces se llamaba la Hispania del Nordeste. “Cataluña”, como institución política, es denominación del s. XIV. No pudo, por tanto, dar la lengua catalana a Mallorca, en 1229, ni a Valencia, en 1238… Lógicamente, Cataluña y su lengua merecen el máximo respeto. Por mi parte lo tienen totalmente. Pero, en contrapartida, Cataluña debe respetar y apoyar las lenguas ancestrales de Valencia y Baleares. Cosa que no hace, ya que vilmente las usurpa y las hace propias…

A los auténticamente orgullosos de nuestras señas de identidad, no debe afectarnos la acomplejada cobardía de nuestros “bien-pensantes”… Se creen lo mejor de Valencia o de Mallorca, pero luego son incapaces de dar la cara por sus ideales. Son unos impostores…

A nosotros, los que somos tildados de carcas, retrógrados, ignorantes, españolistas cavernícolas, intolerantes, etc., etc., etc., no nos ofenden. ¡Nos honran!. Ignorándolo, pregonan que somos adalides de LA VERDAD, LA LIBERTAD, LA VIDA, EL PROGRESO, LA TOLERANCIA y EL PERDÓN… La izquierda no puede presentarnos, ni por asomo, a ninguno de sus gurús emblemáticos capaz del acto sublime de nuestro Maestro que, desde la atrocidad de la crucifixión estremecedora, suplica: “¡Padre, perdónalos. No saben lo que hacen!”.

Juan Vanrell Nadal. Catedrático de Francés. Pte. de la Acadèmi de sa Llengo Baléà.

cites

Cómo no va a ser el valenciano un idioma si fue la lengua de un Reino
Lluis Fullana i Mira

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