CXXIV Jocs Florals de la ciutat i Regne de Valéncia. Discurs del mantenedor César Vidal

Per César Vidal

Haguera volgut poder pronunciar el meu discurs en valencià en obediència al preciós lema d´este acte que fa referència a l´amor a la pàtria i a la fe.

A l´amor perque yo vullc entranyablement a Valéncia, la terra a on, com un chiquet de a soles nou anys, vaig descobrir la mar.

A la pàtria perque sempre vaig sentir a Valéncia com a part especial de la pàtria comuna que és Espanya i..

A la fe, perque la meua no tremola a l´hora de creure que Valéncia vencerà davant d´un dels atacs mes injusts i terribles que ha patit en els últims anys.

I ara, permeteu-me que d´esta llengua dolça a la que se va referir Cervantes torne a la meua estoica llengua castellana.

Decía yo antes que Valencia es objeto de un ataque injusto y terrible. Me refería, por supuesto, a la sarta de mentiras que continuamente propala el nacionalismo catalán y, en concreto, a una de las más falsas y dañinas.

La mentira oficial del nacionalismo catalán sobre el valenciano es la que afirma que el catalán fue llevado a Valencia por las tropas de Jaime I el conquistador. Según esta versión, esas tropas eran catalanoparlantes y se establecieron en la tierra reconquistada dejando su lengua. La realidad histórica es bien diferente. De entrada, cuando las huestes aragonesas de Jaime I el Conquistador reconquistaron Valencia de manos de los invasores islámicos -una labor en que les había precedido efímeramente el Cid castellano- encontraron a una población que hablaba en una lengua romance que podían entender sin mucha dificultad, pero que no era, ni mucho menos, el catalán.

En contra de lo afirmado por los nacionalistas catalanes que insisten en que el romance había desaparecido durante el dominio islámico, las fuentes árabes afirman lo contrario. El célebre naturista árabe Ibu-Albathar, por ejemplo, dice claramente y sin ningún empacho que los mozárabes, o sea los cristianos viejos, conservan su lengua sin interrupción alguna. Y de la misma manera se expresan los demás escritores árabes.

Por otra parte, hay aun hoy muchos códices, escritos en romanç - en lengua romance -de los siglos IX, X, XI y XII que hablan de contratos, ventas, etc. efectuadas entre cristianos y entre moros y los mismos cristianos. Pero, de manera relevante, existe constancia de la correspondencia entre los cristianos que vivían bajo el poder musulmán, sujetos a sus leyes y los cristianos libres del norte de España y de la Galia gótica, "i que la llengua parlada pels moçarabes era coneguda per lo nom de Al-Romía o llengua romana" ....

Como ha señalado J. Ribera: "Hay un hecho que salta a la vista. Cuando las huestes del Rey D. Jaime llegan a Valencia, se nota un fenómeno que sorprende algo: una gran parte de los nombres geográficos de los poblados de la huerta de Valencia son latinos, mejor dicho, romances... . Y no deja de ser bien revelador que una de las disposiciones de Jaime I estableciera: "Els jutges diguen en romanç les sentencies que donaran, i donen aquelles sentencies a les parts que les demanaran". ¿Qué romance podía ser ése si los catalanes, según la mentira nacionalista, aún no habían enseñado a hablar a los valencianos? Pues obviamente la lengua valenciana que existía desde hacía siglos como derivación del latín.

Por si fuera poco lo anterior, un examen cuidadoso del «Llibre del Repartiment» -estudiado entre otros por Huici, Cabanes y Ubieto- deja claramente de manifiesto que la lengua valenciana no llegó con las tropas del rey conquistador, primero, porque en su mayoría esas fuerzas procedían de Aragón y no de Cataluña, y, segundo, porque los pocos catalanes que vinieron no se

asentaron en las áreas valenciano parlantes. "Consideramos dice A. Ubieto-que la lengua romance hablada en el siglo XII en Valencia persistió durante el siglo XII y XIII, desembocando en el ´Valenciano medieval´. Sobre esta lengua actuarían en muy escasa incidencia las de los conquistadores, ya que, como he señalado en otra ocasión, el aumento de la población del reino de Valencia no llegó a un 5 % con la inmigración aragonesa y catalana. Y esta inmigración iba aproximadamente por mitad y mitad....." ( Archivo del Reino de Valencia: libre del Repartiment ).

Partiendo de esa base, no resulta extraño que el gallardo monarca hiciera referencia a la «llengua valenciana» de aquellos valencianos y que nunca pretendiera identificarla con el catalán. Como dejó escrito el profesor San Valero: «Los filólogos deberán llegar a la conclusión de que la lengua hablada en el reino de Valencia no es un fenómeno medioeval, coetáneo o posterior a la reconquista por Jaime I, sino anterior». Este punto de vista ha sido claramente reafirmado por Manuel Mourella de Lema, autor de la obra La identidad etnolingüística de Valencia (1996), quien afirma de manera acertada: «No se puede sostener como hace F. de B. Moll que la conquista catalana del Reino de Valencia introdujo íntegramente el catalán cuando ya no quedaban mozárabes en estos territorios». Y añade: «No fue la conquista de Valencia una ocupación en el vacío, ya que había aquí núcleos de población de habla romance. La lengua valenciana surgió indudablemente en suelo mediterráneo, de igual modo que las restantes lenguas románicas peninsulares: sobre el caldo de cultivo del habla de los habitantes hispanogodos, continuada (durante la sumisión a los árabes) en el habla de aquellos habitantes sometidos». Es una tesis magníficamente apoyada también en los estudios de Leopoldo Peñarroja que escribió en 1990 El mozárabe de Valencia, o de Manuel Mourelle de Lema, autor de La identidad etnolingüística de Valencia desde la antigüedad hasta el siglo XIV, obras ambas que demuestran la originalidad, la independencia y la importancia de una de las lenguas más cultas del Renacimiento español. Y es que, de manera que no sorprende, el valenciano - lengua diferente de la catalana según el propio rey Jaime I -alcanzó una verdadera edad áurea a finales de la Edad Media precediendo en ese esplendor a las propias ciudades italianas donde resplandecería el Renacimiento.

Ya en la Edad Moderna, la conciencia de que el valenciano era algo totalmente distinto del catalán aparece en los propios historiadores. Fijémonos en lo que al respecto dice Martín de Viciana:

La noble ciudad de valencia a 28 de septiembre, año de 1238, fue presa y entrada por el venturoso rey don Jaime y poblada de nueva gente cristiana con diversas y no bien entendidas lenguas por que había italiános, franceses, alemanes, catalanes, aragoneses, navarros, vizcainos y castellanos y porque cada cual hablaba su lengua, había en la ciudad otra confusión que en Babel. Enpero cómo el rey y los de su casa, y corte, y muchos de sus vasallos hablaban lengua de Provenza, y aquella cómo más común prevalesció, pero no sin grande mixtura de otras lenguas y toda en conjunto fue nombrada lengua lemosina con la cual tenemos escripto el libro de las leyes forales del reino y las obras de Ausias March y otros muchos libros que nos han dado testimonio de aquella primera lengua. Y cómo el suelo de esta ciudad ora sea por el clima, planeta, signo, vientos, aguas, mantenimientos o alguna secreta influencia, tiene gracia incógnita y sobrenatural, tanto que todas las cosas humanas y plantas produce con grande perfección, primor y delicadeza. Y más ha concedido Dios a Valencia una lengua polida, dulce, y muy linda, que con brevedad moderada exprime los secretos y profundos conceptos del alma y despierta el ingenio a vivos primores donde le resulta muy esclarecido lustre. […] Pasaron algunos años y ya los moradores de la ciudad fueron naturales, nascidos, y criados en este suelo que deiximos y con su juicio muy claro y de grande vivacidad, con discreta corrección borraron y apartaron de su lengua todos aquellos vocablos bárbaros, toscos, impertinentes y groseros, y hablan del presente. Esta lengua formaron de lo mejor que había en la lemosina y por lo que les faltaba recurrieron a las tres lenguas más excelentes de todas las del mundo según antes hemos probado. De la hebrea tomaron … de la griega … de la latina tomaron todos los otros vocablos para hacer que la Lengua Valenciana fuese muy copiosa y tuviese propio nombre a cada cosa por rara que fuese.

(Martín de Viciana. "Alabança de las lenguas hebrea, griega, castellana, latina y valenciana". Publicado alrededor de mediados del siglo XVI y reeditado en 1877)

¡Texto tremendo el de Viciana! El catalán era un simple dialecto del provenzal - algo innegable, por otra parte - y durante un tiempo se pretendió su uso como lengua franca en Valencia. Sin embargo, ese intento no prevaleció sobresaliendo finalmente el valenciano.

Por supuesto, tan claro resultaba a la sazón que valenciano y catalán eran distintos que el valenciano de Gandía ,Joanot Martorell señala en su obra maestra «Tirant lo Blanch» que escribe en «valenciano vulgar» pero no en catalán. Martorell -que causó la admiración del alcalaíno Cervantes hasta el punto de que su novela es uno de los pocos libros que se salvó de ser expurgado de la biblioteca de don Quijote- ha sido objeto de la codicia del nacionalismo catalán desde hace tiempo y por ello no extraña que en alguna edición de su libro publicada en Cataluña se haya suprimido sin el menor reparo su referencia a la lengua valenciana. Es sólo un botón de muestra del delirio al que se puede llegar empeñados en convertir un reino en sucursal de Cataluña que nunca alcanzó esa categoría. Porque durante la Edad Media y la Edad Moderna se multiplicaron los testimonios de cómo valenciano y catalán eran consideradas - con toda razón - lenguas diferentes.

Por ejemplo, el canónigo de la catedral de Mallorca, Gregorio Genovar, se duele de que bien entrado el siglo XVI, la gran novela Blanquerna, del filósofo mallorquín Raimundo Lulio, no haya sido traducida todavía a la más culta de las lenguas romances de la España oriental, es decir, al valenciano. Y encarga de esta misión a un doctor en artes y teología de nombre Juan Bonbalij, más no por ser valenciano, sino por considerar que era el más experto conocedor de la obra liuliana de la época. El presbítero Juan Bonbalij era catalán de origen y de segundo apellido, natural de Queralt, hoy provincia de Tarragona. Cumple puntualmente el encargo que se le hace y publica la traducción al valenciano de Blanquerna, en Valencia, en 1552. Y en su prólogo dirigido al canónigo de la catedral de Mallorca que le encomendó la misión, le escribe estas esclarecedoras palabras: «...el cual libro ahora se ha traducido y dado a la prensa en lengua valenciana, según que, conociéndome apasionado de la ciencia luliana, me rogó tomara yo de esto el encargo aunque no sea docto ni muy limado en dicho idioma por serme peregrino y extranjero». Difícilmente se puede dar un mentís mayor a esa mentira histórica de la denominada "unidad de la lengua" que pretende que la lengua de Valencia y Baleares es un mero dialecto del catalán. El catalán Bonbalij si algo sabía era ciertamente lo contrario, que eran lenguas diferentes que el catalán y que por ello exigían traducción, tanto que denomina al valenciano "idioma... peregrino y extranjero".

De hecho, a esta ´lengua romance´ la llaman valenciana-nunca catalana -los escritores que la utilizan ya sea Antonio Canals, Jaume Roig, Roiç de Corella, Ausias March, Vicente Ferre o, Sor Isabel de Villena. Joanot Martorell y los literatos valencianos incluso adoptan el término: ´la vulgar valenciana lingua´.

Esta realidad ha sido reconocida vez tras vez por aquellos especialistas atraídos no por los motivos más nobles hacia el campo de la mentira nacionalista. Si Azorín podía afirmar que «El valenciano tiene su medida y su sabor. La concisión del valenciano se ve cuando se compara, texto con texto, con otro idioma», el P. Fullana, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española afirmaría acertadamente: «La existencia independiente del valenciano como lengua, que no es como dicen algunos una variante del catalán». Por cierto que resulta oportuno recordar que en 1925, el citado erudito señaló cortésmente que las siguientes lenguas ´romançs´ conocidas hoy por lenguas italiana, francesa, portuguesa, gallega, castellana, valenciana, catalana, provençal y mallorquina, tuvieron su origen en la lengua romana vulgar, traída por los ejércitos romanos a casi todas las partes occidentales de Europa, sobre todo a Francia, España y África, al ser conquistadas. Fue también el P.Lluis Fullana Mira el que recorrió todo el Reino de Valencia para recoger su Diccionario de la Lengua Valenciana toda la amplitud y riqueza del valenciano.

Extraordinario personaje este clérigo valenciano. En el colegio "La Concepción", de Onteniente, enseñó francés, principalmente, y en la Universidad de Valencia, valenciano. Valenciano, sí, no catalán. Fullana dominaba el latín, el francés, el italiano, el inglés, el griego .... En octubre de 1940, con motivo de la visita a España, del Gran visir del Protectorado Español en Marruecos, Fullana actuó de intérprete requerido por el Ministerio de Asuntos Exteriores, por que dominaba ni más ni menos que los dialectos rifeños. Pero su gran amor era su lengua valenciana - que no catalana - y así cuando en la Universidad de Valencia el día 27 de Enero de 1918 se creó una cátedra de Llengua Valenciana por iniciativa del ´Centre de Cultura Valenciana´, fue ocupada por el padre Lluis Fullana. Fue así como nació el ´Patronat de Llengües´ del mencionado centro docente y como, a propuesta de este centro, el P. Fullana se convirtió en el primer profesor de Llengua Valenciana en la Universidad Literaria de Valencia.

Y es que la clara diferencia entre valenciano y catalán la dejó de manifiesto un catalán tan poco sospechoso como Pi y Margall cuando afirmó: «Subsiste en España no sólo la diversidad de leyes sino también de idiomas. Se habla todavía en gallego, en bable, en vasco, en catalán, en mallorquín y en valenciano»?.

También debe decirse que el poder de los nacionalistas catalanes estaba en mantillas y precisamente por ello la mentira histórica no era enarbolada por nadie. Por ejemplo, en virtud de un Real Decreto del 26 de Noviembre de 1926 se da entrada en la Real Academia Española de la Lengua a los representantes de las diferentes lenguas peninsulares. Como era de esperar, la valenciana es considerada autóctona y diferente de la catalana. El artículo 1º. del referido Decreto dice así:

"La Real Academia Española se compondrá de cuarenta y dos Académicos numerarios, ocho de los cuales deberán haberse distinguido notablemente en el conocimiento o cultivo de las lenguas españolas distintas de la castellana, distribuyéndose de este modo: dos para el idioma catalán, uno para el valenciano, uno para el mallorquín, dos para el gallego y dos para el vascuence".

Difícilmente, podía haberse expresado con más claridad si bien es cierto que por aquel entonces ningún gobierno en España estaba dispuesto a escuchar los dislates de los nacionalistas catalanes. Quizá por ello, los que representaban a la lengua valenciana tenían una altura extraordinaria: "Para ocupar el sitial correspondiente al idioma valenciano en la Real Academia de la Lengua Española se propuso el ilustre filólogo R.P. Lluis Fullana i Mira por tres académicos de grandísimo prestigio, D. Josep Martinez Ruiz, ( Azorín ), el poeta arabista D. Julià Ribera, y el también ilustre D.Francisco Rodriguez Marín. Esta propuesta fue muy bien acogida en el seno de la Academia al reconocer un gran merecimiento en los estudios filológicos del susodicho Padre franciscano." ( Las Provincias, Nº. 18957, 12-12-1926 ).

De manera bien significativa, en la toma de posesión que tuvo lugar el día 11 de noviembre de 1928, el P. Fullana pronunció un discurso sobre "Evolución del verbo en llengua valenciana", y sus diferencias en relación con el castellano y el catalán, precedido de unas apropiadas palabras sobre el origen del valenciano y de las otras lenguas románicas, afirmando entre otras cosas,

"..... la existencia independiente del valenciano como lengua; que no es, como dicen algunos, una variante del catalán.... "

Tenía toda la razón. Miguel de Cervantes, el mayor genio de la literatura española, cuando señaló en Persiles y Segismunda que

"La valenciana, graciosa lengua, con quien sólo la portuguesa puede competir en ser dulce y agradable". A su testimonio - artísticamente insuperable - sumemos el erudito de Menéndez Pidal, posiblemente el mayor historiador de la Historia española, quien señaló: "es la lengua valenciana la primera lengua romance literaria de Europa, de cuyos clásicos no sólo aprendieron catalanes sino incluso castellanos". Y es que afirmar lo contrario, pese a quien le pese, no pasa de ser una gigantesca - e interesada - mentira histórica.

Decía yo al inicio de esta exposición que deseaba que fuera un testimonio de amor, de Patria y de fe. De amor, porque siempre he amado a Valencia de manera entrañable, de Patria porque siempre vi en los valencianos a mis hermanos que contaban con la fortuna de embriagarse con el aroma del azahar y escuchar la cercanía de la mar; y de fe porque estoy seguro de que esa ofensiva lanzada contra su cultura y contra la lengua valenciana no prevalecerá.

Muchas gracias

cites

"perque yo, a manament de vostra senyoria, ho he tret de lati, en nostra vulgada lengua materna valenciana aixi com he pogut, jatssessia que altres l´hagen tret en lengua cathalana".
En el prolec de la seua traduccio del "Valeri Maxim"
Antoni Canals (1352-1419)

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