Baleares y Valencia, moneda de cambio

Per Juan Vanrell Nadal

Sí, las lenguas propias, autóctonas y multiseculares de Valencia y Baleares han sido frívola moneda de cambio de políticos. Sí, se ha producido un innoble chantaje nauseabundo. «Compromisos al más alto nivel desaconsejan la publicación de estos artículos». Así iban rechazando diarios de Madrid y Mallorca mis escritos en defensa de la verdad de nuestras lenguas autóctonas. Sólo «Diario de Valencia», desde su renacimiento hace cuatro años, iba publicándolos con modélica profesionalidad. El año pasado aceptaron también su publicación, y con destacada extensión, «LA RAZÓN» y «El Mundo/ El Día de Baleares». Conforta la dignidad y la valentía de estos periódicos que saben defender la verdad de los débiles, a pesar de las presiones de los poderosos. ¡¡¡ Gracias, Jesús S. Carrascosa, M. Consuelo Reyna y José Luis Torró (DDV); Luis M. Ansón, José A. Vera y Elena Barrios (LA RAZÓN); Eduardo Inda y Antonio Alemany (El Mundo)!!! La Academia de la Lengua Balear y una amplísima mayoría silenciosa de Valencia y Baleares saben valorar vuestra hidalguía.

Al amparo de esta acogida de LA RAZÓN, puedo hoy denunciar los cambalaches impúdicos de nuestros políticos. Acaba de declarar públicamente el propio Jordi Pujol: En 1996 hubo pacto entre Aznar y Pujol. Éste apoyaría la investidura de aquél a cambio del apoyo a la unidad de la lengua catalana. ¡En el altar idólatra del pancatalanismo los sumos sacerdotes de la política inmolaron la lengua y la cultura de dos pueblos con historia y lengua mucho más antigua y gloriosa que la catalana! ¡Dos pueblos, además, orgullosos de ser españoles!

Lo del «pacto», lo ha dicho uno de los pactantes, lo de la «antigüedad» de los reinos de Mallorca y Valencia lo dice la Historia. Si miento, invito una vez más a Pujol, Mas, Zaplana, Matas, Maragall, Carod, Zapatero y rectores universitarios a que digan a España entera cuáles eran los límites geopolíticos de la Cataluña actual en 1229 y 1238, cuántos eran sus habitantes, quién su «president o conseller en cap», qué lengua hablaban… No podrán responder adecuadamente porque Cataluña, geopolíticamente hablando, entonces no existía. Era una yuxtaposición de condados autónomos. En cambio, existían, y con muchos siglos de historia y de «romanç valencià o mallorquí», los reinos de Mallorca y Valencia…

Está demostrado que los políticos, a nuestras espaldas, pactan, consensúan, mercadean, cambian y hasta niegan nuestra lengua ancestral. Lo hacen sin escrúpulos, valiéndose de falacias y mil argucias: «Hablando catalán no se perderán nunca el valenciano y el mallorquín». ¡Inaudito, diciendo y escribiendo «afers» no se perderá «negocis», usando «dons» se conservará «idò»!...

¡Qué desvergonzada es a veces la política! Con tal de tomar poder algunos reniegan de su tierra, lengua y cultura. En Baleares, el gobierno pepero ha ido dando millones y más millones a las múltiples actividades catalanistas. Hasta han aprobado el cambio del nombre mallorquín (vetustísimo) al catalán para caminos y zonas rurales. ¡Todo es poco a mayor honra y gloria del catalán! «El mallorquín es vulgar, el catalán es culto», van repitiendo hace más de 30 años a los niños en las escuelas. Para inculcar tamaña falacia hay dinero a raudales (del bolsillo de los propios isleños). «Baleares destina 2,1 millones de euros para fomentar el catalán. Se doblarán las partidas para dicho fomento» (LA RAZÓN, 18-11-04). En cambio los que defendemos nuestras antiquísimas señas de identidad (no sólo no tenemos subvención alguna, sino que merecemos, ante la pasividad oficial, el calificativo de «imbéciles e hijos de puta», Sebastià Alzadora del IEB). Quizá seamos imbéciles: nos cuesta mucho dinero propio, sin ningún beneficio político. Sin embargo, lo que no es de recibo – salvo que S. Alzadora pertenezca al grupo de los que piensan que todos los ladrones creen que los demás son de su propia condición– es el insulto a nuestras madres, buenas y venerables. La mía (1885-1975) no fue nunca a la escuela. Sólo sabía hablar mallorquín. Madre de 7 hijos, cumplió el 6º, 7º y 8º mandamientos mucho mejor que todos los políticos actuales juntos…

¿Qué han dado a los políticos isleños para renunciar a su lengua ancestral, hasta el punto de que no consta como lengua minoritaria en la «Killi-lea Resolution» del Parlamento Europeo? ¡Sí, amigos mallorquines, la lengua de vuestros padres y antepasados no existe en Europa!

En Baleares, para vergüenza de la Historia, la Filología y la Cultura, nuestros políticos son los más fervientes pancatalanistas. Jesús valía 30 monedas de plata. ¿Qué vale la venta del balear?

En Valencia, la aplicación del pacto Aznar-Pujol ha sido maquiavélica. Zaplana, auténtico encantador de serpientes, supo embaucar a todos. Se inventó la AVL, dotándola de máxima autoridad lingüística. Eligió una presidenta sin personalidad. De sus 21 miembros, cuatro son de la RACV y cuatro del IEC. Un sueldo millonario hizo «el milagro» de una interesada convivencia. A cada bando decía lo que deseaba oír. Engañó a unos y a otros. Acaba de descubrirlo el propio Jordi Pujol: Ambos gobiernos designaron a representantes para que mantuvieran contactos discretos y «se ratificó la unidad de la lengua catalana… La Academia Valenciana de la Lengua fue el resultado de negociaciones no públicas, discretas y con mucho respeto» (DDV, 10-11-04). ¡La lengua valenciana fue sacrificada!

Lo más lacerante es que ese engaño cobarde al pueblo valenciano aún perdura. Después de tres legislaturas con mayoría absoluta, el gobierno del PP no ha tenido dídimos para reimplantar la lengua autóctona, derogando la «Llei d´us i ensenyament del valencià». Fue una farsa el espectáculo de Agramunt y Chiquillo, exhibiendo pancartas en el Senado. Mientras esté vigente la citada «Llei», se ampara el «valencià normalitzat», es decir el catalán del IEC. ¡Serán pardillos y acomplejados! «Elemental» lo grotesco dado con la traducción de la Constitución Europea a lenguas vernáculas: El Gobierno Camps la encarga a la AVL. El gobierno Maragall, al IEC. Como AVL y el Institut de Estudis Catalans tiene la misma normativa lingüística, han presentado texto idéntico. Zapatero puede pregonar gozoso: «Veis, el valenciano es catalán…» Es vergonzoso que el Conseller González Pons quiera vendernos tamaña infamia como un éxito propio: «¡Los catalanes nos han copiado!». Mientras Camps no derogue la «Llei d´us» y no erradique la nefasta AVL (¿de qué lengua?), Valencia seguirá traicionada y siendo moneda de cambio. Ante tantas mentiras, tantos atropellos y tantas cobardías de nuestros políticos, me sumo a las duras palabras de Gabriel Albiac en LA RAZÓN del día 17: «¿A esto llaman Estado? Pues a mí que me borren».

Articul publicat en el periodic "La Razón", el 27.11.2004.

cites

L´individualitat de la llengua valenciana dins de la familia de les llengües occitanes, cap que tinga una mija cultura, la pot posar en dupte.
Manuel de Montoliu

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