PSPV, ridículo a la vista

Per Juan García Sentandreu

El PSPV de Alarte va a recoger lo más fecundo del zapaterismo en las próximas elecciones autonómicas y locales de mayo del 2011. Va a ser de nota. Me imagino que los señores de Blanquerías deberán saber la que les viene encima y estarán ya anotando los teléfonos del Samu para el día 22.

En efecto, el 22 de mayo, el PP del caso Gürtel, de la corrupción y del despilfarro, del paro autonómico, del fiasco del Plan Confianza, el PP de Fabra el Prescrito, del catalanismo galopante, del enchufismo, el que se monta en Ferrari y no paga y reduce las ayudas a la discapacidad, volverá a ganar las elecciones autonómicas. Ese PP que se forra con la visita del Papa a la vez que nos hace un agujero financiero público de 50.000 millones, el que no paga un duro del AVE y se lo apunta con toda la cara, el PP que pide el transvase y luego vota a favor del Estatuto de Aragón que lo prohíbe, vuelve a ganar por goleada y mejora su marca porcentual pese a bajar en votos.

¿Y cómo puede ser que tengan menos votos y ganen por más? Porque el PSPV-PSOE ni estará ni se le espera. Y es que nuestro PSOE autóctono tiene en puertas un auténtico papelón electoral: el comerse el marrón que nos ha dejado a todos los españoles el inefable José Luis Rodríguez Zapatero. Pero es que, además, hay que añadir que la organización socialista valenciana es estructuralmente algo así como el ejército de Pancho Villa, donde cada uno es de un pelaje y tira por donde le da la gana. Al PSPV-PSOE le puede pasar como a España si se hunde en la bolsa: corre el peligro de ser intervenido por Ferraz para teledirigir, más si cabe, el discurso y la organización socialista valenciana. Malos tiempos, señor Alarte. Yo, de usted le llamaba a Zapatero, a Pepiño y a la interplanetaria Pajín y les entregaba la placa de cherif.

El PSPV es, hoy, una tremenda sombra de lo que ha sido en la Comunitat Valenciana. Cargado de complejos históricos, hipotecado a la voluntad de Madrid en temas políticos y orgánicos, y de Barcelona en temas económicos y culturales, sin una organización estructurada, ordenada y movilizada, sin líder, el PSOE valenciano es un auténtico fiasco político que va a transferir votos al PP en las Cortes y a puñados en el ayuntamiento de Valencia. Por cada dos votos que pierde el PP por sus culpas y responsabilidades, el PSOE le transfiere uno, lo que le lleva al PP a crecer en porcentaje de votos pese a bajar en votos absolutos. Esto, en política, es hacer el ridículo más espantoso. Que después de 16 años de gobierno del PP y rodeado de todo tipo de escándalos de corrupción y despilfarro, la presunta oposición le cubra con sus votos la mitad de lo que pierden Camps y los suyos, es como para pensárselo. Pero bueno, igual es que eso de vivir en la oposición sea lo de «ande yo caliente...».

Presidente de Coalició Valenciana

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L´individualitat de la llengua valenciana dins de la familia de les llengües occitanes, cap que tinga una mija cultura, la pot posar en dupte.
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