Estructura del Judaísmo. Capítulo 10

Per Eliseo Forcada Campos

Pero hay que dejar bien claro, que la Ley nunca fue incompatible con el Nuevo Orden de la Gracia. Hasta Abraham, que a los ojos de Pablo es el hombre justificado por la fe, recibió el mandato divino de la circuncisión, como signo de la alianza entre Dios y los hombres. Entonces ¿por qué fue abolida la Ley? ¿Debido quizá a su difícil cumplimiento?

Cuando San Pablo habla de su antigua vida de fariseo, nunca decía nada sobre la molestia del cumplimiento de la Ley. Era en realidad una carga por el alto ideal moral, y no por las reglas sobre nimiedades. Pero Pablo sabía mejor que nadie, que una Ley que había sido dada en principio a un pueblo enteramente agrícola y muy particular, no podía servir para proclamar la palabra de Dios por todo el mundo. La Ley sirvió en la antigua economía, para salvar a todo un pueblo de las culturas paganas que lo rodeaban.

Para Pablo era todo simple. La ley fue la preparación de las promesas y el Evangelio la promesa misma, y más concretamente, el futuro es ya presente. Con Cristo la historia ha entrado en su fase final. Es como si con Cristo se hubiera forjado una nueva Creación.

Al principio de la Carta de San Pablo a los Romanos, dice que tanto judíos como cristianos están bajo la ira de Dios: “Tu que predicas que no se debe robar, robas; tu que dices que no se debe adulterar, adulteras; tu que te glorías de la Ley, ofendes a Dios traspasando la Ley” (ROM.2,21-23). Contemplado la santidad de Cristo, según la Ley, se apercibe el judío de que la más perfecta obediencia conocida, no es ni puede ser suficiente.

El judío se dio cuenta que Jesucristo fue condenado por el imperfecto conocimiento y obediencia de la Ley. El judío debe reconocer ante la cruz de Cristo, que no sólo es judío por la circuncisión de la carne, sino también por la mente y el espíritu en El, que sus privilegios no valen nada sino se arrepiente y acepta una justificación superior (ROM.2, 28-29)

Lo que San Pablo en realidad trato de conseguir, es patentizar la situación pre-cristiana del hombre a la Ley de la fe. Según Pablo, la fe cristiana revela al hombre en general (pagano) la necesidad que tiene de justicia, porque “la fe significa mucho más que la Ley de Moisés”. San Pablo no deja de insistir en ese punto. Por la Ley existe la trasgresión y el pecado, es decir, la Ley nos da a conocer el pecado y nos provoca a cometerlo. “No conozco el pecado sino por la Ley, pues no conocería la concupiscencia si la Ley no dijera: No codiciarás “(ROM.7, 7). A simple vista parece como si San Pablo enfrentara la libertad humana y las leyes prohibitivas, que cortan esta libertad, en realidad hablaba desde un punto de vista teológico.

En el capítulo VII de la Carta a los Romanos (9-23), Pablo habla claramente de la Ley y el pecado. Adán pecó porque se le había dado un mandamiento. Según el Génesis Adán no hubiera pecado si Dios no le impone este precepto; “se abrirán vuestros ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”. De todo esto se deduce que le Ley de Moisés dio a
los judíos, el conocimiento del pecado y la sanción de la muerte. En realidad la Ley, era una serie de normas divinas a fin de que el hombre conociera el pecado, que descubre su herencia, su egoísmo y el deseo de ser independiente.

Eliseo Forcada Campos
Asociación Cultural Cardona Vives

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