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Catalanismo en la Iglesia Católica

Per Baltasar Bueno

Hay una hornada de curas catalanistas en la Iglesia Católica, que desde la prepotencia que les asiste, dado que nadie se levanta de las bancas y les canta por educación y falso temor las cuarenta, están entrando a saco con el catalanismo.

Con total descaro, utilizan el misal catalanista, no aprobado por el Vaticano, del fraile abanderado del catalanismo Riutort, en los oficios litúrgicos. Se trata de un mallorquín afincado en un convento de Valencia, en cuyo misal hay hasta canciones de Raimon y Lluis Llach para cantar en Misa.

Aprovechan los curas catalanistas cualquier resquicio que les permite su actividad para contaminar y manipular, importándoles más su radicalismo nacionalista independentista, que las cosas de Dios, que al paso que van darán prioridad a las de Carod Rovira.

He asistido estos días a una misa en un pueblo en honor a la Mare de Déu dels Desamparats, y el cura nos dio con el ‘Desemparats’, con ‘e’ del apichat Barcelona por todos los lados, bien adobado con ‘aquests’ y ‘aquestas’ a gogó.

No sólo se manipuló en el templo donde estaba los textos litúrgicos pasándolos por el filtro catalanista, sino que hasta la ‘Salve’ del Maestro Serrano, que magistralmente cantó el coro parroquial, fue alterada perdiendo el nombre de nuestra Patrona el ‘Desamparats’ con ‘a’ con que se le denomina desde el año 1493, en que por primera vez apareció esta dulce y social advocación.

El ciscarse con los documento históricos, tacharlos con ‘typex’, cortarlos, hacer con ellos un taller de corte y confección, parece que no es objeto de condena por parte de la tan cacareada ‘comunidad científica internacional’.

Pero esto de ir catalanizando poco a poco su liturgia la Iglesia Católica Valenciana no es cosa sólo del censo de curas catalanistas desperdigados por el territorio, en la Missa d’Infants llevamos varios años ya soportando como a los escolanes y diáconos les hacen leer textos catalanizados.

No sé qué pensará de estas cosas el voz aflautada de la emisora radial de la Iglesia, tan dado a condenar a la gente al infierno en sus conatos diarios de arengas y mítines, que no informativos, pero algo podría despachar al respecto. La verdad es que no se acaba de comprender ese furor catalanista que se está abriendo camino entre la clerecía, porque a poco que se pongan en la puerta de los templos a saludar o despedir a los pocos fieles que les van quedando y acuden a los oficios, se percatarán que no son precisamente del mundo del catalanismo los adeptos.