Los ayuntamientos frente a los nuevos estatutos

Per Federico Ferrando Roda

Las nuevas legislaciones estatutarias requieren una nueva política municipal. Ello comienza desde la Ley Electoral, que para mayor y más verdadera representación de la sociedad en los Ayuntamientos, debiera modificarse para permitir la confluencia a las elecciones municipales en listas abiertas, dado que de todos es sabido que en los municipios se vota más a las personas que a los partidos. Esta reflexión se fundamenta en la tradición jurídica foral en la que el Ayuntamiento será elegido en dos terceras partes por la sociedad a la que gobierna, y los electos designarán a su vez la tercera restante.

Es necesario también, potenciar la mayor autonomía posible del Ayuntamiento, dado que es la representación política más directa de la sociedad y la que su legislación afecta más directamente a la vida cotidiana de los miembros del municipio. Además, en palabras del Diputado Antonio Aparisi y Guijarro, “…España nunca fue amiga de una centralización exagerada; ni conviene que la sangre se agolpe al corazón, sino que debidamente se distribuya por todos los miembros….”. Nunca tan acertado y bien entendido el espíritu del Ayuntamiento. Bien está una centralización gubernativa, pero es una lacra la centralización administrativa. Por ello, aprovechando los nuevos Estatutos que se están aprobando en España, es necesario reclamar la mayor autonomía para los Ayuntamientos.

Los Ayuntamientos, y como decía el Código Civil, deben actuar con la “diligencia de un buen padre de familia”, principio éste que responde a la realidad de forma patente en detrimento del todopoderoso aparato administrativo estatal que, en estos momentos, está legislando bajo la teoría política socialista intervencionista sobre los ciudadanos, las familias, la educación de los hijos, las formas legales de uniones matrimoniales etc. Ante ello, el Ayuntamiento debe defender a sus conciudadanos de estas intervenciones, dado que la proximidad a la sociedad le permite conocer más directamente cuales son la necesidades a atender por los mismos, primando la defensa de los más desfavorecidos, como transeúntes, indigentes, parados, adictos a diferentes patologías, discapacitados, ancianos, niños desarraigados y problemáticos etc. Todos los intereses sociales deben estar representados en el Ayuntamiento.

De esta forma, también la figura del Alcalde, tendrá por parte de sus conciudadanos mayor comprensión a la hora de ordenar las cuestiones del municipio por lo que más importa, atendiendo primero las necesidades más perentorias para, posteriormente, atender al mayor y mejor desarrollo del municipio de cara al futuro. Un futuro que queremos sea de progreso humano basado en la cultura de la vida, dignificando la persona que es convecino nuestro y sujeto directo de la legislación de nuestro Ayuntamiento.

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